La semana pasada me fijé en un ciclista que circulaba por la calle Bailén a una hora muy temprana y que llevaba a su hijo en la silla trasera probablemente a la guardería. Seguramente harto de tener que sortear un enjambre de vehículos atascados decidió en el cruce con la calle Mayor, subirse a la acera y continuar de una manera mas segura su trayecto. Fueron entonces algunos peatones los que se sorprendían cuando veían aparecer de repente a este “padre-ciclista”.
Me considero un apasionado de la utilización de la bicicleta como medio de transporte urbano y este es un derecho que numerosos ciudadanos no pueden ejercer porque los Ayuntamientos no ponen los medios necesarios para que se pueda circular en bici por la ciudad en condiciones mínimas de seguridad y eficacia. De hecho, la mayoría de los Ayuntamientos tienen “políticas de tráfico” ancladas en el pasado, que no consideran que la bicicleta sea un medio de transporte más. La bicicleta no es tenida en cuenta en el diseño de las calles, la organización de la circulación, los cruces o la provisión de aparcamientos para las mismas, así como en su combinación con el transporte público, como si ocurre en ciudades de nuestro entorno europeo
Por otro lado está sobradamente demostrado que la contaminación atmosférica causa daños a la salud de las personas y al Medio Ambiente.
Otros problemas que ocasiona el transporte en las ciudades, en especial a causa del uso excesivo del automóvil, son el ruido, el riesgo para otros usuarios de la vía pública, la congestión, una gran ocupación de espacio público que se sacrifica para el tránsito y aparcamiento de los coches.
Los Ayuntamientos deben de tomar medidas para permitir y favorecer el uso la bicicleta en la ciudad como un modo de transporte cotidiano, alternativo al coche.
En este sentido, las ciudades españolas están a la cola de las urbes europeas, en muchas de las cuales las bicicletas han vuelto a reconquistar el espacio urbano gracias a sus innumerables ventajas. También hay ejemplos en el Estado español (San Sebastián, Córdoba, Barcelona…) pero en ningún caso se ha avanzado tanto como sería deseable y posible.
La bicicleta es menos cara que cualquier otro medio de transporte urbano, solo hace falta que se permita a las bicicletas circular en condiciones de confort y seguridad e insistir en que es la “falta de seguridad” es el principal problema que retrae a muchos ciudadanos del uso de la bici en una ciudad como Madrid. Dos aspectos son fundamentales: 1-La construcción de una red de carriles-bici en todos los barrios de la ciudad y éstos unidos con el centro.
Siguen pendientes de desarrollar los planes de movilidad sostenible previstos por el Ayuntamiento así como el Plan Director de la Bicicleta que evitaría mucho ruido y contaminación y favorecería la movilidad y el Medio Ambiente en una ciudad como Madrid. Mientras tanto habrá que esperar, resignarse y seguir esquivando los automóviles y otros peligros de la ciudad.
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